Bueno y no todo es futbol, hay les va una cronica bien bacana.
Cartagena, una ciudad que cumple un sueño muy anhelado, conocer el mar.
En esta crónica. Juan, un niño que a los cinco años solo pensaba en viajar en avión y conocer el mar y que solo había viajado en bus hacia Tulúa, Valle a donde una tía.
El sueño se cumplió, Juan estaba muy emocionado y ansioso, pero su sueño casi se derrumba, hubo un retraso, gracias a que Ancisar, el tío de Juan, quiso hacerles una invitación a él y a su familia antes de partir hacia Cartagena a la finca en San Jerónimo para celebrar el cumpleaños de su esposa, y mama quien tenia intenciones de ir, dudo de nuestra partida, pero papá si tenia claro el itinerario y así pudimos partir a tiempo hacia el aeropuerto de rionegro, el camino se le hizo largo a Juan pero cerro los ojos y paso el tiempo, de repente estaban abordando el avión, se cerro la puerta y arranco el vuelo, unos segundos mas, y el sueño de Juan se iría a la basura.
Después de este comienzo del paseo tan estresante llegaron a Cartagena, desde el avión se veía una vista preciosa, pareciera que uno se fuera de narices contra el mar, cuando se bajaron del avión el clima era muy diferente a su ciudad natal, Medellín, hacia un calor impresionante a pesar de ser de noche, entraron al hotel, que por cierto tenia vista al mar, piscina y habitaciones muy grandes, desempacaron maletas y despues de cambiarse y ponerse ropa cómoda y fresca sin mas espera se fueron al mar, y allí se encontraban Juan y su familia estaban frente al mar, y teniendo en cuenta que el papa, la mama y el hermano de Juan ya lo conocían, empezaron a contarle anécdotas e historias sobre el.
Pero Juan vivió sus propias anécdotas, él estaba muy tranquilo en la orilla del mar sintiendo el va y ven de las olas que limitaban entre el mar y la arena de la playa, hasta que llego una ola que tenia tanto tamaño que llego a la orilla mas o menos teniendo el tamaño de Juan o un poco menos, se la trago casi completa, imagínense esa agua salada dentro de la boca de una persona, la verdad este viaje no era lo mejor hasta el momento, pero las cosas fueron cambiando, visitaron las murallas, los castillos, se encontraron con personajes curiosos como supuestos piratas y uno que otro payaso, tomaron fotos y además grabaron un video que todavía guardan para recordar lo magnifico que fue el viaje.
Y por las noches mientras los padres de Juan salían a dar un paseo solos, Juan y su hermano se quedaban en las actividades que hacían en el hotel, pero para la ultima noche Juan disfrutaba solo de estos encuentros pues el hermano se había enamorado de una paisa que tambien se estaba quedando en el mismo hotel.
El último día de su viaje Juan fue al mar a jugar con la arena y a hacer castillos con esta, aunque fue muy difícil gracias a su poca experiencia y la poca colaboración del el hermano enamorado.
En fin, después de un viaje de una semana, se devolvieron para Medellín, fue un muy buen viaje, el mejor de su vida. De este quedaron recuerdos como un sinsabor de una ola, una hermosa vista y un amor pasajero.